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Presentación de Hijos del Pueblo. Organización Anarquista revolucionaria.

category bolivia / peru / ecuador / chile | movimiento anarquista | policy statement author Wednesday February 03, 2010 09:42author by Convergencia Juvenil Clasista "Hijos del Pueblo".author email hijosdelpuebloec at gmail dot com Report this post to the editors
Nuestra Organización, ha sido producto del análisis de lo aquí expuesto, en estas pocas líneas nadie se ha inventado el agua tibia o ha descubierto una “nueva receta” revolucionaria. Esto sin duda es algo que siempre ha estado latente pero que nunca ha sido tomando en cuenta con un grado de seriedad más amplio. En un inicio, este escrito fue redactado en los primeros encuentros para la conformación de Hijos del Pueblo; para la fecha participamos tres personas entre los meses de mayo y junio de 2009. Esta ampliación, ha sido resultado de la profundización de lo debatido en aquellos meses.
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Presentación de Hijos del Pueblo. Organización Anarquista revolucionaria.


Al hablar de Anarquismo en Ecuador saltan muchas interrogantes, con ello definiciones abstractas, y un número muy plural de referentes, muchos de los cuales están completamente desarraigados de la realidad y específicamente de los conflictos de clase dados en las diferentes expresiones y matices propios de la conformación de los sectores populares ecuatorianos.

Este texto busca formular ciertas apreciaciones sobre el momento actual que atraviesa el Anarquismo en Ecuador, es parte del debate entre compañeros; muchos de los cuales ya llevamos algunos años cobijados bajo la bandera negra y roja.

Por lo tanto, plantea interrogantes a los diferentes militantes de otras Organizaciones y de la nuestra; marca una pauta y un llamado de atención desde el aporte militante para que nuestras acciones y pensamientos sobrepasen la inactividad, el facilismo, y otros tantos males que aquejan a nuestras Organizaciones.

También trata de explicar tanto a nivel nacional como internacional, las diferentes razones que han motivado a la fundación propia de nuestra Organización, la cual es un producto justamente de la necesidad de transgredir los mitos e institucionalismos propios de un Anarquismo sintetista y fuera de lugar, cuyo aporte se evapora en el aire.

En resumen, es producto de una reflexión propia y desde el interior de los experimentos anarquistas dados en la región, por lo tanto se remite a la propia experiencia y conocimiento -en un inicio básicamente empírico- de las diferentes orgánicas en las que se ha participado; es así que a sabiendas de estos errores y falencias, vemos que recae la responsabilidad en una línea plenamente revolucionaria desde el Anarquismo como tendencia en este país, el forjar la alternativa de los revolucionarios anarquistas en un Partido Revolucionario regional, que proponga una línea teórica, ideológica, práctica, organizativa y combativa desde el Pueblo. Esa es la histórica misión de todos los Hijos del Pueblo.

Las características organizacionales de la propuesta libertaria en nuestro contexto.

El debate sobre lo organizacional ha ido creciendo a un paso endeble, así como la propia conformación de orgánicas; estas con posturas muy diferentes, desde lo posmoderno, lo andino, lo clasista, etc. Cayendo en la síntesis y en un eclecticismo que borra cualquier matiz anarquista definido como una forma clasista y revolucionaria. La característica fundamental de la Organización en nuestra región es que justamente no se ha podido generar como tal, sino únicamente como un grupo de afinidad, propaganda, amistad; un grupo donde únicamente se satisface la necesidad de identidad, o como diría alguien por ahí, de hacer por hacer. La Organización no pasa de realizar actividades que poco a poco se han van transformando en lógicas que impiden cualquier extensión dinámica hacia el Pueblo, y que en el camino son absorbidas por luchas lejanas y sin una expresión propia para asumirlas, estas luchas son buscadas fuera de la realidad y el contexto en donde se encuentra la Organización.

Se lucha desde afuera, se lanza la piedra y se esconde la mano, no se tiene incidencia o una posición favorable para poder plantar un proceso en un sector definido –estudiantes, barrios, sindicatos-, se hacen muchas cosas que desgastan, cansan, desmotivan y gastan la pasión de los revolucionarios, se crean mitos; muchos de los cuales han sido levantados como estandarte, los cuales han sido ya construidos e institucionalizados como forma de excusarse ante el letargo permanente.

Estos problemas organizacionales como muchos otros, para ciertos compañeros, son aparentemente inexistentes, para los anarquistas revolucionarios son reales; los mismos figuran desde la edad de los militantes, hasta la concepción cultural y nacional de la lucha. Enumeramos los siguientes –los cuales creemos más importantes- de forma puntual y resumida:

Edad:

No creemos que este sea un factor decisivo en la militancia, muestra de estos son los anarquistas de comienzos de siglo en el país. Creemos que la edad implica un problema cuando desde las Organizaciones no hay claridad ideológica ni teórica, cuando no hay un método correcto; con estas características es obvio que la edad tendrá un peso grande en el fracaso de muchos grupos que nacen y mueren rápidamente.

Si bien nuestro número es pequeño, consideramos que la operatividad depende del compromiso militante y no la cantidad, o la edad estrictamente determinada.

La mayoría de grupos están formados por gente de edades muy dispersas, pero que en su mayoría no pasan de cierto tope. Esto es muy palpable en todos los aspectos que conllevan a su funcionamiento. Desde nuestra Organización proponemos que para llenar este vacío, sean los cuadros mejor preparados quienes puedan ayudar a quienes aún no tengan cierta claridad. Y que quienes estén en proceso de formarse como cuadros, acepten libremente la ayuda del cuadro ya formado, como búsqueda y clarificación de interrogantes.

En esto, los cuadros que tengan un mejor conocimiento o preparación, NO tienen derechos sobre sus compañeros, tan solo la obligación de ayudarlos en todo cuanto les sea posible.

Referente:

Ahora parece que al hablar de Anarquismo, el imaginario de la sociedad –no en todos los casos, pero sí en la mayoría- para identificar a los anarquistas, se encuentra únicamente en alusiones a jóvenes pertenecientes a culturas urbanas, o corrientes artísticas desclasadas.

Obviar esto, es decir, dejar poner fuerza en actividades para tratar de aglutinar a estos sujetos en nuestras Organizaciones es necesario. Hay muchos compañeros cercanos a las ideas libertarias que poco o nada tienen que ver con estas manifestaciones.

El referente del anarquismo revolucionario es el trabajador del campo y de la ciudad, aquel que está atravesado por un salario, aquel que ocupa un lugar concreto en el proceso productivo –sea de las ideas o el brazo-, y que por lo tanto es explotado. Es el sujeto llamado a realizar la Revolución, a ser la Vanguardia de los explotados, aquel que administrará el proceso productivo.

Nosotros no creemos que este referente sea únicamente el indio, el negro o el montubio, eso sería caer en una parálisis dogmática de primer orden.

Rescatar el referente de clase, el cual siempre ha estado ahí -a pesar que la lucha de clase a veces se maquille-, desde el páramo andino, la selva amazónica o el litoral, es misión de primer orden.

Los proletarios, somos aquel referente, indiscutiblemente con aquella “variación” en el caso de la región, pero la lógica en la producción sigue siendo la misma.

Definición:

Hablando de la diversidad de escuelas y posturas empapadas a estas, vemos que hay una completa desvinculación con la esencia de cada una. Muchas de estas equivocadas “definiciones” degeneran en visiones metafísicas y pequeño burguesas.

No existe una profundización en un sentido revolucionario de la línea a tomar por una Organización, es decir, primer se hace “algo” y luego se pregunta el ¿para qué?

Se sigue creyendo erróneamente que la síntesis; la reunión de varios individuos de afinidad no basta para generar un proceso de cambio. Se trata de “quedar bien con todos, de no enojarse con los compañeros” y no se mira más allá.

Los revolucionarios no nos organizamos para mostrar lo que hacemos en sentido egoísta o individualista al Pueblo; el cual muchas veces no tiene idea y ni presta atención a publicaciones, actos desclasados, artísticos, posmodernos, etc. No existen otras formas de resistir; si tomamos en cuenta que las relaciones de clase atraviesan toda la vida del ser humano, es con nuestra clase, y mediante nuestra línea a quien nos remitimos.

Si los anarquistas revolucionarios nos organizamos, es para asumir nuestro rol en los sectores populares, nos organizamos para actuar como minoría activa en el proceso de cambio. Y si nos organizamos, debemos definirnos, la definición nos hará fuertes y nos distinguirá de las versiones descontextualizadas. La definición teórica –porqué es el método el que nos separa de la síntesis- afianza la idea del militante, esclarece las dudas y borra la indecisión.

Otro gran problema sobre la definición –esto un poco a nivel del individuo- es que esta lamentablemente se entiende como signo de “pérdida de identidad”. Cosa en absoluto absurda e irresponsable.

Los valores burgueses: individualismo, protagonismo, necesidad de reconocimiento, vanidad, egocentrismo, deben ser eliminados de raíz con la instancia recreadora y enriquecedora de la Organización militante. La Organización no borra al individuo –como ser único desde su esencia biológica y psíquica- sino que lo fortalece; su identidad –más allá de la necesidad de pertenencia- se refuerza y se reafirma en su clase.

Revolución:

Debemos entender que este hecho crucial será la guerra a muerte entre nuestra clase y la burguesía, será y se dará en un momento histórico en donde las condiciones para su detonación sean optimas, en donde el Partido Revolucionario tenga preparada una potencia de fuego poderosa que aplaste a la reacción, gran respaldo en las masas populares y un gran trabajo de cambio en ellas.

Por lo tanto, la Revolución no será una cosa tan fácil y simple que bastaría pensar que el Pueblo se uniría y ya. Debemos mirar todos los puntos inmersos en ella, los aliados, los enemigos, etc.

Entendemos que la Revolución es un proceso en el que nuestro aporte, desde la trinchera de las ideas, la práctica y desde el tiempo en que vivimos, debe generar la base para que las futuras generaciones sigan por la senda libertaria y logren aquella tarea; nosotros no creemos que veremos la Revolución tal y cual como la imaginamos –sin por ello dejar de preocuparnos en esclarecerla-, nuestro aporte será empezar a construir la Organización Popular y el Partido de la región ecuatoriana.

Materialismo:

Este método no es propiedad ni invención del marxismo, por lo tanto temerle o ignorarlo sería un gran error. Como diría el camarada Fontenis, Marx y Engels tan solo lo sintetizaron.

El materialismo expresado en nuestro camarada Bakunin es la prueba fehaciente de que nuestra idea tiene un método, además elaboró y sistematizó las ideas para poder explicar las diferentes interrogantes –aunque indiscutiblemente con las limitaciones de nuestro camarada por la época- que aquejan la economía, la sociología, las relaciones de clase, etc.

En Bakunin ha desaparecido el Anarquismo como teoría de la especulación política, y ha renacido como teoría de la acción política. Bakunin no está satisfecho con perfilar los males del sistema existente y describir el marco general de una sociedad libertaria. En los difusos escritos del camarada ruso encontramos las herramientas que deben ser contextualizadas en nuestra realidad.

Plurinacionalidad y pluriculturalidad, dilema indio:

La región cuenta con una gran diversidad cultural y de nacionalidades, una de ellas proviene del componente de origen indio; este numeroso sector ha sido protagonista de grandes luchas populares que han englobado a muchos sectores -basta con recordar los levantamientos indígenas en los años noventa. En nuestra realidad obviar la importancia de nuestros hermanos de clase ubicados en los campos y ciudades de la sierra –y también aquellos que ha migrado con su cultura a otras regiones-, sería un error estratégico garrafal, pero también sería otro error caer en una gran fanfarronada al querer endiosar al sujeto indio, como único actor de un proceso de cambio. No podemos obviar a las otras etnias, nacionalidades, etc.

Hemos visto que en este último año, el Anarquismo ha querido encontrase con este actor, y con ello, saltan interrogantes y un aparente debate.

No creemos que el debate deba terminar tan rápido al decir que una visión como la andina no puede ser analizada desde otra de occidente. Ni que porque los compañeros manejan ciertos simbolismos y creencias, nos volverá metafísicos o no hará menos anarquistas –en el sentido clásico del ateísmo militante. La búsqueda del sentido y de las creencias es muy válida. Cuando la búsqueda del sentido y se institucionaliza y se vuelve una forma que aliena, es cuando se vuelve negativa.

Partiendo de ello debemos puntualizar lo siguiente:

El Anarquismo no busca “evangelizar” a los indios, busca articular la lucha con estos –sujetos atravesados por las lógicas de la sociedad de clases, además oprimidos, explotados, obviados, de forma cultural, política, durante 500 años-, pero este buscar es a partir de las necesidades puntuales de los compañeros y desde el punto de vista de cuan real sea nuestra vinculación e incidencia en la lucha -desde la ciudad no se hace nada, la lucha esta en sus comunidades.

La diversidad cultural es un aspecto positivo e importante que debemos rescatar los revolucionarios, basta recordar lo que líneas arriba señalábamos sobre formas orgánicas y económicas del mundo andino, o que los negros fueron los primeros en organizarse para defender sus derechos en Sindicatos de influencia anarquista.

Todos los colores se juntan en la bandera negra y roja, la bandera de la clase explotada.

El Poder:

Hay que reconocer que este es una abstracción, una forma semántica de aquello contra lo que siempre el Anarquismo se ha manifestado. Dentro del gran debate sobre el Poder, el Anarquismo Revolucionario se ha batido contra el Marxismo, así contra las mismas posiciones anarquistas endebles.

Entendemos que el Poder, guarda en sí muchas formas particulares de cada uso. Por ahí se decía que no se trata de tomar el poder, sino de deshacernos todos juntos de él. Efectivamente lo expuesto allí es hecho con justa razón, y este debate ahora, en nuestro contexto es de importancia crucial.

Entendemos que el proceso actual que vive la región es producto de una revolución mediática, un retorno a la Democracia burguesa –principalmente en la región ecuatoriana-, el ciudadanismo y demás construcciones excluyentes y anti populares. Por ello no basta para los anarquistas revolucionarios decir que descartamos la toma del poder porque sí, o porque somos anarquistas y ya. Obviamos este paso etapista tomado en cuenta por los marxistas, porque no vemos la necesidad de crear un Poder Central único y comandado por un Partido alejado de las masas, cuando ya –en el proceso pre revolucionario y en la Revolución, así como luego de esta- el Poder se ha construido en forma de Poder Popular en todo el camino recorrido por la clase trabajadora.

El Pueblo no necesita gente que piense o haga por este; tomar el Poder es decir que la clase trabajadora es estúpida y que necesita de otros para su bienestar.

Casos de este Poder Popular se encuentran en todos lados, desde la España del 36, la Ucrania Makhnovista, los procesos sudamericanos y europeos, o el mismo 15 de Noviembre, la experiencia de la federación Anarquista uruguaya (FAU) y otros más. Estos ejemplos con sus limitaciones y avances son indiscutibles como referencia a las tesis que los libertarios siempre hemos mantenido. Y es que ha sido la construcción del Poder Popular, desde abajo hacia arriba es algo real y necesario.

La defensa de la Revolución, contra el intervencionismo extranjero o imperialista estará comandada por el Pueblo y sus milicias, con una dirección federalista organizada desde abajo hacia arriba. El Pueblo ha demostrado su capacidad para visibilizar a sus enemigos en muchas ocasiones, pero es menester de los revolucionarios aclarar y profundizar sus posiciones.

A manera de conclusión, tomando lo anteriormente dicho, podemos decir que la propuesta libertaria no ha crecido por qué no ha desarrollado desde si, los siguientes aspectos, palpables en la actualidad:

No se ha tenido un sector o actor real dentro de lo urbano –o rural si se quiere- donde se pueda plantear nuestro Programa y forma de lucha, es por ello que se asumen luchas exteriores para justificar o decir que se hace algo.

No se ha generado una forma difusiva y de propaganda que sobrepase los círculos ya acostumbrados -amigos, reuniones, cafetines, videos, charlas, etc.-, los mismos que se convierten a posterior en una espiral inactiva de la Organización inmersa en ello.

No existe una planificación entre lo que se puede hacer y lo que se quiere hacer, hay que recordar que los anarquistas no vivimos de sueños.

Se reniega de la Organización –en muchos casos-, y específicamente de una Organización de corte clasista, materialista y revolucionario.

Se prefiere quedar bien con todos, y no mirar más allá de las narices.

Estas conclusiones a las que se ha llegado, no son de corte especulativo, quien quiera o haya conocido de cerca experiencias como la de la Biblioteca Popular de la casa del Obrero, Autonomía Cultural Libertaria, Grupo 15 de Noviembre, y otras, incluso en la actualidad, puede dar fe de ello.

Vigencia del Anarquismo Revolucionario.

Quienes reclamamos el Anarquismo Revolucionario como bandera de lucha, entendemos que el mismo ha venido transformándose desde hace más de ciento cincuenta años, y que por lo tanto, algunas categorías y conceptos, en su significado esencial han cambiado. El Anarquismo Revolucionario se ha propuesto la tarea de fortalecer la Organización desde diferentes aspectos muy claros en él, tan claros y necesarios que en el tiempo actual su revisión y lectura a conciencia vienen a ser herramientas extremadamente necesarias a la hora de plantearse problemas vitales dentro de nuestra idea, tales como: Organización, minoría activa, lucha de clases, Revolución, materialismo, etc. Afirmamos su vigencia no solo desde el mundo de las ideas –producto del mundo material-, sino desde la práctica organizativa y la necesidad de sobrepasar el nivel embrionario que en su mayoría, ha caracterizado al Anarquismo de la región ecuatoriana.

Nuestra doctrina se diferencia en forma y fondo al resto de posiciones ideológicas y teóricas de otros sectores. Afirmamos que construcciones escuálidas, basadas únicamente en deseos puramente individuales y sin una querer trascendental quedan en el vacío; la cohesión que propone nuestra línea es concreta.

Lo reclamamos como bandera de lucha, sin obviar las críticas positivas y el constante debate que se debe generar desde los diferentes sectores afines. No creemos que nuestra tendencia sea la última y acabada idea revolucionaria, pero si creemos, afirmamos y miramos en el mundo concreto sus bondades y su óptima realización como propuesta. No basta creer en algo para que este algo sea cierto, el Anarquismo Revolucionario no se basa en creencias, se basa en la vida misma, en las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales que le dan su razón de ser. Los anarquistas revolucionarios existimos como producto de la sociedad de clase, y dejaremos de existir hasta que el último pilar de esta haya sido destruido por la fuerza creadora del proletariado. Es en esta medida es que la vigencia de nuestra doctrina es indiscutible.

El Anarquismo Revolucionario.

Nuestras ideas no nacieron de la noche a la mañana, tampoco fueron invento de algún pensador europeo. El Anarquismo Revolucionario es una doctrina, es un producto histórico, corresponde a una clase determinada, es decir, el Anarquismo no defiende a la humanidad en abstracto, es materialista, es dialéctico.

Debido el desgraciado aporte de muchos autores, a menudo se tiende a igualar dentro del concepto de Anarquismo Revolucionario a Stirner con Bakunin, a Godwin con Kropotkin, llevando a una conceptualización patética del Anarquismo, degenerándolo. Privándolo de su carácter esencial, volviéndolo una doctrina “mágica”, de contemplación, del “espera que ya llegará”, apartándola de los conflictos sociales vividos día a día.

A palabras de Fontenis: Privar al Anarquismo de su carácter de clase, sería condenarlo al amorfismo, a un vacío de contenido, transformándolo en un pasatiempo filosófico inconsistente, una curiosidad para la burguesía intelectual, un objeto de simpatía para gente deseosa de tener un ideal, un tema de discusión académica.

Es desde el aporte del gran revolucionario ruso Miguel Bakunin que encontramos un Anarquismo doctrinario, las observaciones de los anteriores autores, son simplemente –valga la redundancia- observaciones de corte individualista o idealista, sin una crítica consistente a la sociedad de clases, sin un método de análisis, es decir, se “consolidó” un cuerpo informe, vago y difuso que daba a muchas conceptualizaciones.

Por estas razones, entendemos al Anarquismo no como una filosofía del individuo o del ser humano en un sentido general. Lo entendemos como una doctrina socialista, (…) -como la- teoría y método capaz de lograr una sociedad sin castas ni clases, de implementar la libertad e igualdad. El Anarquismo Socialista o Comunismo Anárquico, o también Comunismo Libertario, es una doctrina de la revolución social la cual dirige al proletariado, cuyos deseos representa, cuya verdadera ideología demuestra –una ideología de la cual el proletariado se concientiza mediante sus propias experiencias.

Siendo así, el Anarquismo Revolucionario ha reforzado conceptos para nada desconocidos dentro de nuestros clásicos, tales como: Partido, Vanguardia, Disciplina, etc.

Vale la pena también decir que, pese a su uso en el verdadero sentido semántico desde el Anarquismo, muchos de estos conceptos no han sido entendidos –o no han querido ser entendidos- por los mismos anarquistas, dándose disputas y debates en el aire, sin fundamentación, incluso calificando a nuestra idea como “bolchevique”. Cosa nada más absurda y de gente estúpida sin una fundamentación más que la de asumir el papel de policía anarquista.

Características del Anarquismo Revolucionario.

Partido u Organización Revolucionaria:

Daniel Guerrin decía que el Anarquismo es el único Partido puro, ya que se ha resistido a los cantos de la sirena democrática, en esto el compañero no falla en lo absoluto.

El Partido u Organización Revolucionaria es la orgánica militante, conformada por individuos que obedecen a un lineamiento teórico e ideológico. El Partido nace como expresión de Pueblo, conjuntamente con su Programa Revolucionario, el cual debe representar las aspiraciones populares y debe potenciar a estas en la lucha y el combate.

El Partido no es ajeno a las masas, es actor de ellas, ya que vive dentro de y sufre las condiciones de explotación y opresión. Si el Partido se aleja de las masas populares pierde su norte y se convierte en una pandilla, un grupo de pequeño burgueses intelectuales o cualquier otra cosa.

Terminológicamente obedece a una conformación semántica desde Bakunin, Malatesta, hasta las experiencias especifistas de nuestros camaradas del cono sur.

Vanguardia o Minoría Activa:

Ambos términos vienen a significar lo mismo. El Anarquismo expresado en Bakunin y otros autores, explica ya la necesidad de una minoría activa que sea capaz de alimentar las aspiraciones de las masas y apuntar con ellas y desde ellas hacia la creación de organizaciones revolucionarias, incrementar su –nuestra- capacidad combativa, dotar de herramientas para la construcción tanto desde el plano de la teoría, como el práctico, etc.

La minoría activa es necesaria y real, ya que nuestro actuar se quiera o no, se figura como la “avanzada consiente”, como la Vanguardia; hay que tener cuidado en esto, ya que nuestra forma de entenderlo no es de una dictadura sobre las masas, ni un liderazgo de tipo militar.

Parafraseando a Fontenis (…) la minoría activa no es de ningún modo elitista, oligárquica o jerárquica. (…) tiene la tarea de desarrollar la responsabilidad política directa de las masas, debe apuntar a incrementar la habilidad de las masas para organizarse a sí mismas. (…) los militantes mejor preparados y más maduros al interior de la organización, tiene el rol de guiar y educar a los otros miembros, para que todos estén bien informados. La minoría activa es la vanguardia de un ejército mayor y toma su razón de ser de ese ejército –las masas. Si la minoría activa, la vanguardia, se aparta de las masas, entonces no puede seguir cumpliendo son sus funciones propias y se transforma en una pandilla o en una tribu.

La minoría activa tiene muchas responsabilidades, pero ningún privilegio.

Programa Revolucionario:

Como el Anarquismo es una doctrina social, se hace conocido gracias a un conjunto de análisis y proposiciones que exponen propósitos y tareas, en otras palabras, a través de un programa. Y es este programa el cual constituye la plataforma común a todos los militantes en la organización anarquista. (…) un programa revolucionario, el programa anarquista, no puede ser creado por un grupúsculo para luego imponerse a las masas. Es lo opuesto lo que debe ocurrir: el programa de la vanguardia revolucionaria, de la minoría activa, puede tan solo ser expresión –concisa y poderosa, clara tan consistente como simple- de los deseos de las masas explotadas llamadas a hacer la Revolución.

Debe prevalecer cierto empirismo hasta cierto punto, rehuir al dogmatismo. Debe nacer de un profundo y fuerte análisis de lo que el pueblo busca constantemente más allá de propuestas vagas y simplistas. Para nosotros la necesidad de un Programa es algo real, algo a lo que se ha estado obviando durante algún tiempo, y que expresa sin duda su mala comprensión.

Unidad ideológica:

La expresión de esta ideología única y compartida (…) se establece por un programa (…) que exprese los deseos generales de las masas expoliadas. (…) la organización específica no es una unión o contrato comprendido entre individuos con sus propias convicciones ideológicas artificiales. Nace y se desarrolla de un modo orgánico, natural, por que corresponde a una necesidad real. Su desarrollo descansa en un cierto número de ideas la cuales no son creadas de un tiro, descuidando los deseos de los explotados.

Creemos que es necesario superar la síntesis, es decir, la unión de diferentes corrientes dentro del Anarquismo a raíz de puntos que no son de “relevancia” –para quienes participan de ella- pero que a la larga determinará la inutilidad y el fracaso de dicha Organización, ya que habrá periodos donde la coyuntura exija una definición concreta y una respuesta eficiente, y esta se verá en el caos.

En esta clase de Organizaciones la única cooperación que podría haber estaría basada en deseos sentimentales, vagos y confusos, y no habría una unidad de perspectivas. Habría entonces, solo un andar juntos bajo un mismo nombre, de ideas diferentes, e inclusive, opuestas…

Esto, plasmado en la realidad ecuatoriana cuaja al instante, la síntesis, las formas organizativas difusas, sin un contenido de clase han brillado de forma fantástica. Generando posturas con ideas encontradas, las cuales en su totalidad siempre nos llevaron al fracaso, la inactividad, etc.

Unidad táctica:

Teniendo el programa como base, la organización trabaja una dirección táctica general. Esto le permite explotar todas las ventajas de la estructura: continuidad y persistencia en el trabajo, las habilidades de unos llenando las debilidades de otros, concentración de esfuerzos, ahorro de energías, la facultad de responder a las necesidades y circunstancias con la máxima efectividad en cualquier momento. La unidad tatica previene que nadie se dispare en cualquier dirección, libera al movimiento de los desastrosos efectos de ciertas series de tácticas y de la pugna del uno contra el otro.

Debemos tomar en cuenta este aporte, ya que muchas veces a excusa de “libertad”, “individualismo” o “Anarquismo”, se hacen cualquier tipo de cosas, menos acciones que acrecienten y fortalezcan el accionar de la Organización.

Se debe entender que el Anarquismo Revolucionario no habla de libertad en abstracto, habla de un compromiso revolucionario real, compromiso del cual se desprenderá el fruto a posterior en el que la Organización trabaje.

Combatimos cualquier influencia burguesa –porque es burguesa ¡duela a quien le duela!- dentro de nuestra doctrina, influencias que desvirtúan la esencia propia y que se excusan en la mala comprensión de las ideas.

Acción colectiva y disciplina:

La disciplina libremente aceptada no tiene nada en común con la disciplina militar y la obediencia pasiva a órdenes. No existe una maquinaria coercitiva para imponer un punto de vista que no sea aceptado por la organización como un todo: hay simplemente un respeto por los compromisos libremente.

La acción es colectiva y se refleja en el actuar de cada uno de los militantes de la Organización, es decir, el militante es responsable de la Organización así como la Organización es responsable del militante. Por lo tanto el militante con su accionar llevará a la Organización en la práctica y no incurrirá en prácticas protagonistas o individualistas.

Es increíble pensar que aún se tiene la idea que ser indisciplinado, irresponsable, incoherente es propio de los anarquistas. Un anarquista revolucionario ante todo es disciplinado y coherente, pues nuestra compresión de ello no tiene en absoluto nada que ver con las formas autoritarias que desprenden de cuerpos ideológicos diferentes.

Análisis materialista: Líneas arriba habíamos explicado nuestro entendimiento del materialismo y su perspectiva Bakuninista como método de análisis de la realidad.

Son las condiciones materiales, y la economía específicamente las que determinan muchos aspectos de la vida. Y también, las particularidades determinadas por la causa material, en relación dialéctica, pueden determinar a esta.

La economía está presente en la conformación de las clases, generando aparatos ideológicos que a su vez determinaran ciertos aspectos a la economía. Los proletarios, insertos en la proceso de producción somos producto de ello.

Federalismo:

Quizá una de las partes más importantes del campo organizacional, donde la construcción de la orgánica es de forma democrática y directa, sin un centralismo único y mediante delegación rotativa.

Es de esta forma en que se garantiza de forma clara y transparente el actuar de la Organización.

Hijos del Pueblo, una Organización para luchar.

Nuestra Organización, ha sido producto del análisis de todo lo anteriormente expuesto, en estas pocas líneas nadie se ha inventado el agua tibia o ha descubierto una “nueva receta” revolucionaria.

Esto sin duda es algo que siempre ha estado latente pero que nunca ha sido tomando en cuenta con un grado de seriedad más amplio.

En un inicio, este escrito fue redactado en los primeros encuentros para la conformación de Hijos del Pueblo; para la fecha participamos tres personas entre los meses de mayo y junio de 2009. Esta ampliación, ha sido resultado de la profundización de lo debatido en aquellos meses.

A pesar de que Hijos del Pueblo es una orgánica joven, ha sabido y ha podido plantar la base para la organización de un Partido Revolucionario en nuestra región. Nuestra Organización no es la portadora de la verdad, tampoco la primera y última, es un producto que comienza a dar sus primeros pasos, un producto que demuestra que nada es imposible.

Lo expuesto en estas pocas líneas es un llamado de atención a todos quienes militamos en la idea anarquista, expresa desde la óptica militante muchas de las falencias que atraviesa el Anarquismo de la región ecuatoriana; trata de buscar esa unidad ideológica, táctica, esa acción colectiva y esa disciplina revolucionaria.

Sin ser la “verdad absoluta”, tampoco aborda todos los campos que nos gustaría incluir, por lo que se ha tomado en cuenta las partes más esenciales y de mayor importancia en el mismo. Ha sido producto de la reflexión y crítica de la Plataforma por la Unión General de Anarquistas, del Manifiesto Comunista Libertario, los escritos del camarada Bakunin, la acción respaldada por las masas de los anarquistas ecuatorianas a inicios del siglo XX, los textos de FAU y demás experiencias en donde el Anarquismo ha sido expuesto como una doctrina clasista.

La lucha está en el ejemplo y en los conflictos de clase, la lucha no está en seguir haciendo juego al sistema con actividades que únicamente satisfacen nuestra sentido identitario. Si queremos trascender y operar verdaderamente en el pueblo debemos tomar en serio esta tarea, sino, seguiremos en cualquier parte, haciendo conciertos, revistas, conferencias, videos –que no están mal, pero que si no corresponden a algo más concreto se quedan en el aire- y trasladarnos a el lugar “donde las papas queman”. No existen “otras formas de resistir”, la única forma de resistir y que engloba el todo, es la resistencia y lucha por, desde y con nuestra clase.

Si usted, simpatizante o militante con las ideas libertarias, encuentra afinidad en las palabras escritas por nuestra Organización, permítase escribir a nuestra dirección electrónica para mirar la forma en que su aporte puede figurar en nuestras acciones. Tratamos de mantener tres frentes concretos: laboral, estudiantil y de prensa. Su aporte es de primer orden para nuestra Organización en cualquiera de los frentes expuestos.

Llamamos a todos los militantes decididos a luchar bajo la bandera del Anarquismo Revolucionario, a abandonar las formas parasitarias que caracterizan al Anarquismo endeble de nuestra región.

Es el tiempo en que la historia nos brinda una oportunidad en donde nuestra bandera puede brillar heroicamente bajo las ruinas del Capitalismo y del Estado.

¡Trabajadores del campo y de la ciudad, a preparar la ofensiva popular!

¡Luchar, Unir y Vencer!

¡Únete a los Hijos de Pueblo!


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