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Clinton y la domesticación de Haití

category américa central / caribe | imperialismo / guerra | opinión / análisis author Wednesday September 30, 2009 19:12author by José Antonio Gutiérrez D. Segnalare questo messaggio alla redazione

Artículo escrito para un próximo libro que se publicará en Uruguay en contra de la ocupación de Ayití. Este volúmen es coordinado por el Comité Democrático Haitiano en Argentina.
Aba Lokipasyon (Abajo La Ocupación). Pintada en las Calles de Puerto Príncipe (Potoprans), Mayo 2009
Aba Lokipasyon (Abajo La Ocupación). Pintada en las Calles de Puerto Príncipe (Potoprans), Mayo 2009


Clinton y la domesticación de Haití

Una sonrisa blanca no es sinónimo de amistad

"Jan ou vini se jan an yo resevwa ou"
(Según cómo vengas, te recibirán. Proverbio Aysien)

El 19 de Mayo, Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, nombró al ex presidente de los EEUU, Bill Clinton enviado especial de Naciones Unidas a Haití[1]. Su misión: “ayudar a movilizar recursos para la reconstrucción de ese país, devastado por los fenómenos naturales y la crisis de alimentos, entre otros problemas”[2].

A comienzos de Septiembre, Clinton y el jefe de la MINUSTAH, el tunecino Hédi Annaba, tras “recordar” de manera, por lo demás, bastante paternalista que los haitianos son gente perfectamente capacitada, inteligente y creativa (les faltó solamente agregar “casi como el resto de nosotros”), nos dicen que la miseria, la opresión y la violencia que imperan en el país caribeño se debe a que:

“Han sufrido malos gobiernos, abusos y negligencia tanto de su propio país como de sus vecinos y de la comunidad internacional. Actualmente tenemos un gran equipo de líderes en Haití, podemos revertir la situación. Y porque podemos, debemos hacerlo”[3].

Esta confesión es sorprendente, pues por primera vez, al menos que yo sepa, un líder de la “comunidad internacional” reconoce, aunque sólo sea de paso, que esta comunidad internacional tiene algo que ver con la situación de penuria en que Ayití[4] (Haití) está sumido. Y de sus declaraciones se puede desprender que ha habido una cierta relación entre la dirigencia haitiana, abusiva y negligente, y esa misma comunidad internacional. Viniendo de un personaje como Clinton, esta declaración no debiera ser tomada a la ligera y nos debiera refrescar la memoria respecto al rol que el propio Clinton ha jugado en relación a los abusos que el pueblo ayisien[5] ha sufrido por tanto tiempo y el cual él mismo no parece recordar bien.

Clinton y el regreso de los makoutes[6] al poder en Ayití (1993-1994)



"Ipokrit se kouto de bò"
(Los hipócritas son un arma de doble filo. Proverbio Ayisien)

Con su nombramiento en Mayo como flamante enviado especial del secretario general de la ONU en Haití, no era la primera vez que Clinton posa de “amigo” del pueblo haitiano. La primera vez que lo hizo, fue hace unos 15 años, cuando en Ayití se había impuesto a sangre y fuego una de las dictaduras más feroces que han asolado a ese país, la dictadura de Raoul Cedras.

Refresquemos un poco la memoria. En Septiembre de 1991, tras siete meses en el poder, el padre Jean Bertrand Aristide, un sacerdote seguidor de la Teología de la Liberación y líder de uno de los movimientos populares más importantes en la historia reciente haitiana, forjado en la lucha contra la dictadura de los Duvalier, era derrocado mediante un Golpe de Estado financiado por la CIA y el cual recibió extra-oficialmente el visto bueno de la Casa Blanca (extra-oficialmente, pues no se podía deteriorar su imagen de supuesto “guardián de la democracia” posterior al término de la Guerra Fría y la inauguración del supuesto Nuevo Orden Mundial)[7].

Durante su campaña presidencial de 1993, Clinton criticó la política de Bush hacia Haití, criticando su mano blanda con los makoutes y que no reconociera inequívocamente la legitimidad del derrocado Aristide. Clinton fue particularmente virulento en criticar la política de Bush de repatriar a los balseros haitianos, en momentos en que los makoutes asesinaban a un total de 5.000 personas, mutilando, torturando y violando a muchos miles más. Entre sus promesas, estaba el detener la repatriación de ayisiens que buscaran asilo en frágiles balsas desafiando las vicisitudes del viaje a Florida, y cumplir con las obligaciones internacionales de los EEUU en cuanto a garantizar el asilo político a los refugiados, tomar medidas más drásticas para el re-establecimiento de Aristide en el poder y endurecer el embargo en contra de Haití[8] (al que Chomsky definió como el embargo más poroso de toda la historia, un mero acto de “imagen pública” de los EEUU sin ninguna intención de traducirse en una presión real en contra de los makoutes[9]).

No fueron pocos los ayisiens que mordieron el anzuelo (incluido el propio Aristide) y que creyeron que el imperialismo puede ser modificado desde el mismo centro imperialista. O que creen que la política exterior de EEUU no es política de Estado, sino que depende de los caprichos personales de cada presidente. Con Clinton en el poder, pensaban, todo sería diferente. No fueron pocos los que apoyaron activamente su campaña[10]. Pero lo que ocurrió cuando Clinton llegó al poder, no pudo ser más decepcionante: no solamente tardó bastantes meses en cerrar los campos de concentración abiertos por Bush en Guantánamo para albergar, en condiciones infrahumanas, a miles de refugiados ayisiens (Abril de 1993), sino que en Junio de 1994 los volvió a abrir, apenas la dictadura reforzó nuevamente el terror y realizó nuevas atrocidades y masacres, con lo cual una nueva oleada de balseros ayisiens tomaba rumbo a Florida. Las condiciones de hacinamiento de estos campos de concentración eran horrendos: construidos para albergar a 5.000 personas, llegaron en Agosto de 1994 a albergar a más de 50.000 personas como auténticos animales[11]. Por lo demás, su política de repatriación no fue en nada diferente a la de Bush.

Para efectos de su imagen, Clinton se limitaba a señalar que su gobierno eliminaría de raíz la causa del flujo de refugiados, es decir, la dictadura de Cedras, y que volvería a instalar a Aristide en el poder. Efectivamente, Clinton puso a Aristide de nuevo en el poder en Septiembre de 1994, pero tras tortuosas negociaciones en las cuales se le obligó a renunciar a la dimensión reformista de su programa político, se le forzaba a la “reconciliación nacional” (es decir, compartir el poder con los mismos que torturaron y mutilaron a su base social de apoyo, quienes, convenientemente, recibirían amnistía) y a implementar una serie de medidas neoliberales recomendadas por las instituciones financieras internacionales que iban directamente en contra de los intereses de quienes lo eligieron para mejorar la mísera subsistencia en que languidece el pueblo haitiano. O sea, el retorno de Aristide se condicionó a un compromiso con los makoutes, a dar impunidad a los militares genocidas y a quienes les dieron respaldo político y a profundizar los intereses económicos de los EEUU en Haití[12].

Nada de lo que ha ocurrido en Ayití desde entonces puede ser entendido al margen de estos acontecimientos. Lo que vemos hoy en día, es el segundo acto de un proceso de domesticación del movimiento popular ayisien que comenzó con el golpe de Septiembre de 1991.

Clinton y el regreso de los piratas al Caribe

"Fizi tire, nanpwen aranjman"
(Cuando el fusil dispara, no puede haber acuerdo. Proverbio Ayisien)

El contexto en el cual Clinton vuelve a ofrecer sus “buenos oficios” para la estabilización de Ayití es diferente al contexto de 1993-1994 solamente en la medida en que la actual ocupación militar que sostiene al régimen de facto de Preval en el poder no es más que una versión extrema de los regímenes clientelistas que combinan “eficazmente” intervención extranjera y autocracia nativa que han caracterizado los últimos cien años de historia haitiana. Régimen que, por lo demás, se da en el contexto de más absoluta descomposición de la República de Haití.

Este nuevo contexto se abre con el Golpe del 2004, que derrocó a Aristide por segunda vez del gobierno. Esta vez Aristide ya no estaba a la cabeza de un poderoso movimiento de base que emergía potente de la lucha anti-dictatorial, como cuando llegó al poder en 1991, sino que de un gobierno aislado y en ruinas, que sobrevivía a duras penas y ante un pueblo que apenas se contentaba con ciertas medidas que le permitieran mejorar su existencia, por humildes que estas fueran, o con ciertos paliativos a su pobreza extrema. En este contexto Aristide opone cierta resistencia a las imposiciones de las instituciones financieras internacionales, señala la responsabilidad de las potencias extranjeras en las miserias de Ayití y busca ciertas reformas que lo vuelven a poner en oposición a una oligarquía inflexible, incapaz de hacer la menor concesión o de aceptar la menor alteración del status quo, y que pensó haber erradicado para siempre el espectro del reformismo en 1991. Es así como en medio de una crisis política catapultada por tropas paramilitares entrenadas por la CIA, tropas de Francia, Canadá, EEUU y Chile secuestran a Aristide a fines de Febrero del 2004, inaugurándose así un nuevo ciclo de represión y gobiernos de facto, bajo la bota militar de la MINUSTAH, una fuerza militar-policíaca internacional –de la ONU- la cual cumple el rol del ejército golpista en un país que desde 1995 no posee ejército propio[13].

Y así como a Bush pade y a Bush hijo les tocó el rol de ser orquestadores de ambos derrocamientos de Aristide, es al mismo Clinton a quien le ha tocado el rol de “normalizar” la situación post-golpe. Entonces, Clinton proponía el retorno de Aristide. Ahora eso está fuera de la agenda: la comunidad internacional acepta la normalidad de la condición de protectorado de Ayití. Ahora Clinton vuelve con la misión de hacer propaganda del “fantástico” trabajo realizado por MINUSTAH. Pero Clinton también vuelve esta vez (pues no debemos olvidarnos que, como toda dictadura, esta también es una dictadura de la clase dominante) con la cantinela tan popular en los ’90, pero absolutamente desacreditada hoy por hoy, según la cual es necesario atraer inversión internacional y que ésta, por arte de magia, solucionaría los problemas del “subdesarrollo”. No es necesario decir que el caso haitiano comprueba, empíricamente, que el momento de mayor flujo de inversión extranjera, coincide con un proceso de empobrecimiento sin precedentes de la población. Me refiero al período comprendido por las décadas de 1970-1980, cuando se pensaba que Haití podría convertirse en el “Taiwán del Caribe”[14]. “Los haitianos trabajan duro” dice Clinton. “Los haitianos trabajan bien. Le quiero decir al mundo entero que este es un buen lugar para invertir”[15]. Como si el mundo no lo supiera. Con sueldos de miseria, con falta absoluta de regulación laboral en las zonas francas y con dos acuerdos comerciales hechos a la medida del capital extranjero (el HOPE Act con EEUU y un EPA con la UE[16]) es difícil que no lo sepan. Lo que no queda claro es que relación pueda existir entre los niveles de explotación del pueblo haitiano y la creación de nuevos enclaves de capital extranjero con el mejoramiento de las míseras condiciones de vida de los ayisiens. De hecho, todos se apresuran a ver cómo hacen plata con Haití: hasta Brasil, en estos días, ha revelado su intención de aprovechar para sus empresas de ensamblaje asentadas en las zonas francas haitianas los beneficios del HOPE Act[17]. Al final de cuentas, Clinton lo que viene a hacer es a terminar el trabajo que dejó inconcluso en los ’90, es decir, consolidar el proyecto de Ayití como una mera bolsa de mano de obra barata, desorganizada, sin derechos, bajo tutela militar internacional, que esté siempre disponible para los inversionistas extranjeros. Un lugar sin proyecto, sin destino y sin futuro propio, en el cual las necesidades de su población sean satisfechas mediante indigna caridad.

Volviendo a la sorprendente cita de Clinton que motivó nuestra reflexión inicial, nos damos cuenta que esto se desprende de sus propias palabras, si se leen con cuidado y atención:

“Han sufrido malos gobiernos, abusos y negligencia tanto de su propio país como de sus vecinos y de la comunidad internacional. Actualmente tenemos un gran equipo de líderes en Haití, podemos revertir la situación. Y porque podemos, debemos hacerlo[18].

¿Quiénes son este gran equipo de líderes en Ayití? ¿Los líderes de la ocupación militar, la MINUSTAH, la cual es la fuerza militar que, a falta de ejército nacional haitiano sustenta por las armas el poder de los makoutes tras el golpe de Estado del 2004? ¿Los empresarios trasnacionales y sus aliados locales –como Andy Apaid, empresario makoute de tomo a lomo- que mantienen al pueblo trabajador en Ayití sobreviviendo con salarios de hambre? ¿El gobierno títere de Preval, que no es otra cosa que un gobierno de fachada democrática, pero sin ninguna clase de contenido democrático, ni en el sentido más burgués del término, que no hace más que administrar un régimen golpista y desacreditado?[19]

Lo que se desprende de las afirmaciones de Clinton es que, para él, así como para el resto de la “comunidad internacional”, la solución a los problemas de Ayití no está, y no puede estar, en las manos del propio pueblo ayisien. Por eso es ahora que Ayití puede ser violado, saqueado bajo una ocupación militar que ha convertido a Ayití en un verdadero protectorado de la ONU, ahora, y solamente ahora, es que este país cuenta con un “gran equipo de líderes”, lo suficientemente obedientes, mansos y domesticados como para no ir a contravía de los dictados de los EEUU, Francia y ahora también, de Brasil, que se abrió paso como una nueva potencia regional. Nada se dice de la escasa participación en las últimas elecciones (Abril y Junio), en las que se volvió a impedir, una vez más, que participara el partido del derrocado Aristide, Fanmi Lavalas, y en las cuales participaron según diversas fuentes, apenas entre un 5% y un 11% del electorado, desnudando la falta de legitimidad del régimen[20]. Aunque claro, lo que tengan que decir los propios ayisien rara vez es tomado en consideración por sus patrones y defensores del Norte.

Ayití y la recomposición hemisférica de la hegemonía norteamericana

"Ti kou ti kou bay lanmò"
(Un golpe suave tras otro, asesina. Proverbio Ayisien)

El Golpe en Ayití y la subsiguiente ocupación militar, no puede ser considerado como un hecho aislado. En sí mismo refleja los cambios que han operado en la política hemisférica desde el resquebrajamiento del Nuevo Orden Mundial a fines de los ’90 y desde comienzos de la política norteamericana de la Guerra contra el Terrorismo[21]. Por una parte, la ocupación a cargo de tropas latinoamericanas, bajo la hegemonía de Brasil, demuestran la emergencia de potencias regionales con capacidad de disputar la hegemonía absoluta de los EEUU en diversas regiones y con intereses propios –sea la ambición brasileña de conseguir un espacio permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU o sus intereses en las zonas francas haitianas[22]. Por otra parte, este Golpe también refleja la reacción de las oligarquías latinoamericanas en contra del ciclo de protesta popular que ha venido sacudiendo a América Latina desde el año 2000 en adelante. Ambos factores han marcado un cierto declive del poderío del país del dólar en Latinoamérica, su tradicional patio trasero. Y hoy está dispuesto a recomponer esta hegemonía pérdida a las buenas o a las malas: sea mediante la reactivación del Comando Sur, mediante la instalación de nuevas bases militares en Colombia, mediante el impulso de acuerdos de libre comercio bilaterales con países como Perú, Chile y los de Centro América, mediante el estímulo a movimientos reaccionarios, ultra-conservadores y aún fascistas en Santa Cruz (Bolivia), Venezuela, Colombia y en mediante el apoyo, directo o indirecto, de experiencias golpistas en Ayití o en Honduras[23]. Ambos países, de los más empobrecidos de la región, recuerdan que el hilo siempre se corta por el lado más débil.

Mientras el apoyo de los EEUU a los golpistas haitianos en el 2004 está fuera de cuestionamiento, el rol de EEUU en Honduras no es del todo claro, pero al menos ha habido una cierta tolerancia cómplice del régimen presidido por Micheletti, el cual es impensable haya sido instalado por un Golpe Militar por parte de uno de los ejércitos más serviles al Pentágono sin su conocimiento o consentimiento[24]. Mientras, por una parte, la Secretaria de Estado de los EEUU, Hillary Clinton, se distancia de los golpistas hondureños, reconoce de manera tibia la legitimidad del gobierno de Zelaya y establece algunas sanciones más destinadas al parecer a acallar las voces que han señalado la mano de Washington tras el Golpe que a ejercer una presión real sobre los golpistas, por otra, patrocina unas negociaciones inaceptables en Costa Rica entre los golpistas y Zelaya –que buscan limitar el margen de reformas sociales de Zelaya y obligar una participación mayor de los golpistas en un eventual “gobierno de reconciliación nacional”- y permite que continúen las fluidas relaciones entre el cuerpo militar norteamericano asentado en la base militar de Soto Cano y los militares Gorilas como si aquí no hubiera pasado nada. Esto, sin mencionar el hecho de que dos asociados íntimos de la familia Clinton –Lanny Davis y Bennett Ratcliff- prestan sus servicios como asesores y defensores de oficio de la dictadura hondureña[25].

La diferencia es que mientras el Golpe de Estado en Honduras fue condenado al unísono por la comunidad internacional, y de la manera más enérgica por los países latinoamericanos, el Golpe de Estado en Haití pasó desapercibido como tal: fue mostrado en la prensa internacional como una “rebelión”, como un “amotinamiento”, como una nueva “crisis política” entre tantas otras, ocultándose de tal manera su verdadera naturaleza. Es un Golpe de Estado que hasta la fecha no se reconoce en estos términos. Y mucho menos se reconoce que la ocupación militar de la mano de la MINUSTAH no es sino un régimen de fuerza que mantiene el status quo inaugurado en Febrero del 2004 con el segundo derrocamiento de Aristide. El componente militar de esta dictadura sui generis se cubre con piel de oveja: misión de paz, humanitaria, para la reconstrucción nacional, etc. Dejando de lado, claro está, el innegable carácter coercitivo y represivo que le ha caracterizado, del cual son prueba fehaciente las múltiples masacres (que han costado la vida a unos 10.000 haitianos según el informe Lancet), violaciones y crímenes perpetrados por los cascos azules, los cuales han sido debidamente registrados y denunciados ante la silenciosa complicidad de la misma “comunidad internacional” que se rasga las vestiduras ante el golpe hondureño[26].

Lo más grave de todo esto, es que la misma comunidad latinoamericana que mueve todos los hilos diplomáticos para lograr una solución pacífica a la crisis hondureña, es decir, una solución en la cual se bloquee tanto al gorilismo como a un eventual desborde popular por la izquierda, es parte activa en la MINUSTAH, la cual está mayoritariamente compuesta por tropas latinoamericanas (principalmente brasileñas, chilenas y argentinas), adoctrinadas ellas mismas en la Doctrina de Seguridad Nacional[27]. Las tropas de la MINUSTAH no han dejado de realizar actos de violencia en contra del pueblo ayisien, cuando el 18 de Junio durante el funeral del padre Jean Juste, antiguo compañero de Aristide, en escaramuzas con los asistentes, asesinaron a un joven, Kenel Pascal[28]. De igual manera, reaccionaron con inusitada violencia en contra de los trabajadores que protestaron en contra de la ocupación y la miseria de la clase trabajadora el primero de Mayo[29] y en contra de los estudiantes que entre Junio y Agosto protestaron a favor del aumento del salario mínimo de hambre en Ayití[30]. Aún cuando la principal ola represiva tuvo lugar durante el período del 2004-2006, apenas surge la sombra de la protesta social, la MINUSTAH no vacila en mostrar sus colmillos afilados.

Pero aunque existan diferencias entre ambas experiencias golpistas, el resultado final no ha sido diferente, y es que ambas apuntan a recomponer esa hegemonía pérdida y a instalar en el poder a agentes fiables (que en el caso de Honduras se espera ocupen un lugar en un supuesto gobierno de reconciliación tras la vuelta al poder de Zelaya, según el modelo ya probado exitosamente en Haití en las negociaciones de 1994). En el marco de esta ocupación, de los esfuerzos por “normalizar” la situación haitiana, al menos en apariencias, y en este contexto de búsqueda de la recomposición de la hegemonía perdida por parte de los EEUU, es que podemos apreciar mejor la verdadera misión de Clinton como enviado especial del secretario general de la ONU en Haití. Es la zanahoria que sigue al garrote. Aunque siga cayendo palo cuando sea necesario. Entendiendo en contexto el rol que Clinton ha jugado en las últimas dos décadas en Ayití, es que uno no puede dejar de pensar que el nombre de uno de los huracanes que en Agosto azotó las costas haitianas, dejando tras de sí la estela de muerte y destrucción de rigor, haya sido llamado Bill. En realidad, la política de Bill Clinton hacia Ayití no ha sido mucho más benigna que estos huracanes.

José Antonio Gutiérrez D.
22 de Septiembre del 2009




[1] Haiti en Marche, Vol. XXIII No.17, 20 de Mayo 2009, p.3.

[2] http://www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp?newsID...2=Ban

[3] http://www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp?NewsID...16451

[4] Haití en kréyol, la lengua mayoritaria de Haití.

[5] Haitiano en kréyol.

[6] Nombre que se daba al cuerpo armado personal de la dictadura de los Duvalier (oficialmente llamados VSN, Voluntarios de la Seguridad Nacional, pero conocidos por el pueblo como los Tonton Makoutes, figura folklórica de un hombre con un saco a cuestas que hace desaparecer a los niños que se portan mal). Por extensión, se llama makoutes a todo representante de la rancia élite duvalierista que aún domina Haití.

[7] Para más detalles, puede revisarse el artículo “The Elite’s Revenge”, J.P. Slavin, en “Haiti, Dangerous Crossroads”, NACLA, 1995, pp.57-61.

[8] Ver “ Haiti in the New World Order”, Alex Dupuy, Westview Press 1997, pp.140-141.

[9] Raven Quarterly No.28. “Chomsky on Haiti ” Freedom Press, 1994.

[10] “Progressive Activism in the United States ”, Cynthia Peters, en NACLA 1995, p.210.

[11] Para más detalles sobre este bochornoso capítulo de la negra historia de las relaciones haitiano-norteamericanas, revisar un artículo escrito previamente por este mismo autor “Guantánamo y Haití: la conexión ignorada” http://www.anarkismo.net/article/3521

[12] Ver Dupuy, 1997, pp. 146-151, 163-166.

[13] Para más detalles ver “Ayití, una cicatriz en el rostro de América” http://www.anarkismo.net/article/1063

[14] Esto ha sido analizado en un artículo previo, “Ayití, entre la liberación y la ocupación” http://www.anarkismo.net/article/4651

[15] “La nomination de Clinton: inquiétude ou espoir?” Haiti en Marche, vol. XXIII No.18, 27 de Mayo 2009, p.1.

[16] El HOPE Act es un acuerdo de libre comercio para las empresas textiles asentadas en Ayití, cuyos productos pueden entrar libres de aranceles al mercado de EEUU. No es necesario aclarar que esta medida beneficia a los empresarios nacionales y trasnacionales en Haití, pero no puede decirse lo mismo del pueblo que trabaja en esas empresas, ni mucho menos, de una masa mayoritaria desempleada que no ha visto un solo puesto de trabajo ser creado mediante este acto legislativo aprobado originalmente a fines del 2006. Los EPAs (Economic Partnership Agreements) son acuerdos de libre comercio, disfrazados con cláusulas sobre diálogo político y cooperación, que impulsó la Comisión Europea desde el 2005 como una manera de disputar de manera más agresiva los mercados internacionales, principalmente en sus áreas de “influencia”, es decir, en sus antiguas colonias: Caribe, África y Asia.

[17] http://business.globaltimes.cn/world/2009-09/469356.html

[18] http://www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp?NewsID...16451 Subrayado nuestro.

[19] Para un análisis más en detalle del contexto en el cual Préval llega al poder, revisar “Las elecciones en Ayití: el fraude democrático para validar a los golpistas y macoutes en el poder” http://www.anarkismo.net/article/2078, “Ayití en la encrucijada tras las elecciones” http://www.anarkismo.net/article/2698 y “Ayití, entre la liberación y la ocupación” http://www.anarkismo.net/article/4651

[20] http://www.haitiaction.net/News/HA/6_27_9/6_27_9.html

[21] Este proceso de resquebrajamiento de la unipolaridad norteamericana desde fines de los ’90 y la emergencia de diversos polos dinámicos del capitalismo que a nivel regional están en condiciones de disputar la hegemonía a la super-potencia, así como el surgimiento de competencia global con las nuevas políticas económicas de China y la UE, son analizados con más detalle en un artículo que escribimos conjuntamente con Seán Flood para la revista irlandesa Red and Black Revolution No.15, primavera del 2009. El artículo se llama “The Global Game”.

[22] Ver “Ayití y los anarquistas” http://www.anarkismo.net/article/4714 y “Ayití, una cicatriz en el rostro de América” http://www.anarkismo.net/article/1063

[23] Sobre el proceso (intento) de recomposición de la hegemonía norteamericana bajo el liderazgo de Obama, puede leerse un artículo previo escrito en la revista Pueblos No.35, Diciembre del 2008, “La Obamanía y la fábrica de las ilusiones”. El artículo íntegro puede ser consultado en http://www.anarkismo.net/article/11453. Sobre la política de Obama hacia América Latina, y su búsqueda de un nuevo control geopolítico de ella, ver otro artículo previo, titulado “Obama y América Latina, ¿el imperialismo amigable?” http://www.anarkismo.net/article/9067

[24] Para más detalles sobre el Golpe en Honduras ver nuestros artículos previos “Golpe de Estado en Honduras ¿el regreso de los gorilas o la táctica del desgaste? http://www.anarkismo.net/article/13596 , “Honduras, negociando la crisis a espaldas del pueblo” http://www.anarkismo.net/article/13683 e “¿Insurrección en Honduras?” http://www.anarkismo.net/article/13854

[25] “Who’s in Charge of US foreign policy?” Mark Weisbrot, The Guardian, 16 de Julio 2009. http://www.guardian.co.uk/commentisfree/cifamerica/2009...inton

[26] Ver otros artículos que he escrito anteriormente: “La violación en (de) Ayití, los logros de cuatro años de ocupación militar ‘humanitaria’” http://www.anarkismo.net/article/7616 , “Ayití, entre la liberación y la ocupación” http://www.anarkismo.net/article/4651 y “Ayití, una cicatriz en el rostro de América” http://www.anarkismo.net/article/1063

[27] La lista completa de tropas latinoamericanas en Haití es: Argentina, Bolivia. Brasil, Chile, Colombia (sólo policías), Ecuador, El Salvador (sólo policías), Granada (sólo policías), Guatemala, Jamaica (sólo policías), Paraguay, Perú, Uruguay.

[28] http://www.haitiaction.net/News/HA/6_20_9/6_20_9.html

[29] http://www.anarkismo.net/article/13002

[30] Revisar “Update on Haitian Minimum Wage Struggle” por el grupo libertario Miami Autonomy and Solidarity http://www.anarkismo.net/article/14020 ,“Factory Occupation in Haiti” http://www.anarkismo.net/article/14018 , la declaración de KOPA “Batay sou salè minimòm la ann Ayiti se batay otonòm ouvriye yo ak tout lòt travayè!”
http://www.anarkismo.net/article/13426 y “Salario Mínio y Luchas en Haití” por la organización obrera Batay Ouvriye http://www.anarkismo.net/article/14209

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