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Colombia, un régimen en crisis y un pueblo en Minga

category venezuela / colombia | luchas indígenas | opinión / análisis author Sunday November 23, 2008 11:14author by José Antonio Gutiérrez D. Segnalare questo messaggio alla redazione

Hoy (21 de Noviembre) la Minga llegó a Bogotá -Bacatá según la lengua de los Muiscas- tras una larga marcha, dos encuentros fracasados con Uribe y muchísima sangre y represión. Su llegada marca un hito en la historia reciente de Colombia y no es una exageración decir que esta movilización esta gestando cambios muy profundos en el país. La Minga marca claramente un punto de inflexión en el largo período de reflujo del movimiento popular. Ahora los sectores explotados y oprimidos van nuevamente a la conquista de la iniciativa perdida.
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Colombia, un régimen en crisis y un pueblo en Minga



El terror se va a acabar cuando lo transformemos en Libertad
(Comunicado a 40 díás de la Minga, ACIN –Cxab Wala Kiwe, 21 de Noviembre del 2008)

El último mes ha sido un mes que ha cambiado radicalmente el curso de los eventos en Colombia. Por una parte, se ha seguido profundizando la crisis institucional colombiana por los múltiples casos de corrupción, por los vínculos de asociados al gobierno con narcotraficantes y paramilitares y por las fricciones en el seno mismo del Estado (principalmente con el Poder Judicial), debido a las resistencias que suscita el proyecto autoritario de Álvaro Uribe.

Nuevos escándalos, como la persecución política ordenada desde el DAS a los miembros de oposición, así como la purga en el Ejército por el tema de los “falsos positivos” (asesinatos de civiles a manos del Ejército, quienes luego presentan a las víctimas como guerrilleros dados de baja en combate), que llevó a la renuncia del general Montoya, han revelado a todo el mundo, aún a los más incautos, el nivel de arbitrariedad y represión al que llegó el uribismo. El horror de los masacrados de Ocaña y el atroz testimonio del soldado del Batallón 31 de Córdoba, cuyo hermano fue asesinado como un falso positivo por sus camaradas de armas para tomarse unos días de descanso para el Día de la Madre, han erizado la piel de todo el país.

Y todo esto en un contexto de profunda crisis económica que golpeará con toda fuerza el próximo año, pero cuyos efectos ya se sienten con toda severidad, enviando un lúgubre presagio de las dificultades que se avecinan para los sectores populares. No es por nada que el gobierno, tomando por excusa el tema de las “pirámides” (el cual se ha vuelto en un nuevo conflicto declarado para el gobierno), se haya decretado la emergencia económica.

El Pueblo irrumpe como un actor protagónico en la crisis colombiana

Pero no sólo la profundización de la crisis colombiana a nivel político y económico representa un cambio significativo. El factor decisivo que ha cambiado completamente la coyuntura colombiana es la irrupción del pueblo como un actor decisivo en el escenario de la lucha social.[1] Las huelgas impulsadas por trabajadores afiliados a la CUT, en la Registraduría, en los juzgados y en los ingenios azucareros, han significado un importante despertar en la conciencia de los trabajadores que han retomado la iniciativa y la capacidad de responder ante las agresiones constantes en contra de los intereses y las condiciones de vida de la clase trabajadora. El día 17 de Octubre un paro nacional convocado por la CUT vio a más de medio millón de trabajadores movilizarse en todo el país, y a varios gremios sumarse al paro de actividades, como una manera de expresar solidaridad con sectores en lucha como los corteros de caña, en huelga desde el 15 de Septiembre, así como con los indígenas que se movilizan desde el 12 de Octubre. No deja de ser de la mayor relevancia la masividad de una movilización de carácter solidario, lo cual indica que muchos sectores comienzan a entender la identidad entre quienes luchan y se movilizan por una vida digna.

El movimiento indígena representa un factor trascendental de este despertar del pueblo colombiano. Desde el 12 de Octubre, diversas movilizaciones nacionales de los pueblos originarios, plantearon una serie de demandas expresadas en términos claros y sencillos:

1. Alto a las violaciones a los pueblos originarios (que incluye la solución negociada y política del conflicto);
2. Basta de agresiones a su territorio (incluida la militarización);
3. Que el gobierno adopte la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU;
4. Un alto a los tratados y leyes de despojo a los pueblos (incluidos los TLC);
5. Que el Estado cumpla de una vez todos sus compromisos incumplidos[2].

En base a estas demandas se constituyó un potente movimiento popular que ha hermanado a las diversas luchas sociales y que ha dado una proyección colectiva a protestas que parecían estar condenadas al aislamiento.

Represión, única respuesta a las demandas populares



Como era de esperar, la represión a todas estas movilizaciones ha sido feroz: mal que mal, la represión se ha naturalizado y “legitimado” en seis décadas de conflicto en Colombia, y el Estado tiene a su disposición poderosos aparatos ideológicos cuyo rol es sancionar la fuerza como respuesta privilegiada a la demanda popular. El ESMAD se dejó caer bestialmente sobre indígenas en el Cauca y en el Eje Cafetero, así como sobre los corteros en los ingenios del Valle. El saldo fueron decenas de heridos y solamente en Cauca, tres muertos, más otros tres asesinados por paramilitares en los días previos a las manifestaciones. Es de notar que en esta represión se utilizaron garrotes, machetes, granadas y lacrimógenas recalzadas con tachuelas, vidrio, puntilla, etc. para generar esquirlas. Esto, aparte de la utilización de fusiles para disparar a los manifestantes, como el mismo Uribe lo reconoció luego de que CNN diera a conocer videos donde se apreciaba la barbarie represiva por parte de uniformados encapuchados[3]. Esta represión fue acompañada de la satanización de la protesta social por parte de los medios de comunicación, siempre serviles al gobierno y a los intereses de las clases dominantes, y por las acusaciones tan temerarias como falaces del mismo gobierno que acusaba a estas manifestaciones de estar infiltradas por guerrilleros de las FARC-EP. Al menos en el caso de los indígenas del Cauca, la única forma de infiltración que se descubrió fue la de un soldado enviado por el ejército, Jairo Danilo Chaparral Santiago, quien llevaba en su bolso explosivos, radios, mapas y propaganda guerrillera –y quien recibiera nueve azotes por parte de los indígenas que aplicaron “justicia comunitaria”.

En el caso de la huelga de ASONAL (judiciales), el gobierno llegó al extremo de decretar el Estado de Conmoción Interior, una forma de Estado de Emergencia, que le permite intervenir en los juzgados y despedir a voluntad trabajadores, para poder quebrar la huelga. Después de esto, la huelga se resolvió por la presión aplicada desde arriba, pero aún los trabajadores lograron sacar un aumento, aunque ni siquiera fuera la cuarta parte de lo originalmente demandado. En el caso de los corteros, la huelga desde los primeros días sufrió una represión enorme, con el ESMAD frecuentemente agrediendo y acosando a los manifestantes, con despidos de trabajadores con contrato directo para generar la división de aquellos trabajadores contratados indirectamente, con señalamientos del propio gobierno sobre “infiltración” de las FARC-EP en la huelga, con la misma satanización por parte de los medios, con provocaciones de transportistas y comerciantes para dividir la comunidad y con los arrestos de tres dirigentes de la huelga, y dos asesores políticos de un senador de oposición que fueron acusados de incitar a la violencia, sin ningún fundamento[4].

Uribe y la politización de la protesta social

Un factor relevante, ligado a la represión no solamente física, sino ante todo ideológica del régimen, es que Uribe ha politizado como nadie la protesta por sus frecuentes intervenciones para desacreditar cualquier movilización. Uribe, como buen representante de lo más retardatario de la clase dominante colombiana, no puede sino tomar furioso partido por la oligarquía y sentir un instintivo desprecio hacia todo lo que huela a derechos populares, particularmente, a derechos de la clase trabajadora. Con el mesianismo que le caracteriza, hace apariciones televisivas para descalificar a la protesta, para atacar a los dirigentes y las organizaciones, para acusar de infiltración de las “FARC”, para hablar de fuerzas “obscuras” detrás de las manifestaciones, para insistir en que no hay razones para reclamar (siempre desmiente los legítimos reclamos del pueblo con verdades a medias y con mentiras abiertas), que toda protesta es “política” (como si esto las hiciera menos válidas)... Pero en realidad es el propio intervencionismo de Uribe el que politiza como nada a todo el movimiento popular y de trabajadores, que empezando con sencillas reivindicaciones, termina enfrentado directamente a todo el aparato de Estado y al gobierno.

Eso es un elemento notable de las recientes huelgas y movilizaciones: todas han tenido un contenido político muy claro. Todas han evolucionado hasta ser movimiento de oposición al régimen, pues éste mismo se ha identificado con la cerrada oposición a la más mínima concesión a las demandas populares. Así, los movimientos han superado los límites impuestos por el gremialismo y el economicismo, y se han proyectado como expresiones de algo más grande, de una clase, de un pueblo que se refleja a sí mismo en sus demandas.

Esta cada vez más claro que la capacidad de negociar con Uribe es extremadamente reducida, como quedó en evidencia después de los dos encuentros frustrados entre el movimiento indígena y Uribe (Cali y La María Piendamó). Y también es cada vez más claro que los acuerdos con él jamás son cumplidos: el pueblo colombiano comienza a entender que detrás de la protesta social debe haber una necesidad de transformar las relaciones de poder en las que hoy se sustenta el uribismo y en las que reposa la hegemonía de la oligarquía. Está claro para un sector mucho más amplio del pueblo que no bastan, a esta altura, reformas puramente reivindicativas, sino que es necesario acompañarlas de transformaciones de fondo y del empoderamiento del propio pueblo, que construye espacios autónomos y de convergencia en la base.

El Estado colombiano criminaliza la solidaridad y la protesta

Uribe, dentro de su estrategia de desacreditar y atacar la movilización popular, ha criminalizado la protesta, la solidaridad y la opinión disidente. Uribe trata a toda la oposición como “terrorista”, toda forma de disenso ha sido criminalizada. Esto ha sido expresado con meridiana claridad por un comunicado del movimiento indígena de Cauca durante las jornadas de movilización de Octubre:

Aseveran que los indígenas son FARC y actúan con las FARC y tienen pruebas. Pero además, que la Minga es política, para hacerle oposición al Gobierno. Lo primero es falso, lo segundo es cierto y no es delito. O no debería serlo. O no lo sería si en este país hubiera un Gobierno democrático y no un régimen del terror.”[5]

No es necesario entrar a hacer idealizaciones de las democracias burguesas, pero ciertamente, Colombia no califica para tener credenciales democráticas, como bien lo indica el movimiento indígena del Cauca. Pero el pueblo, gracias al efecto generado en gran medida por las propias intervenciones atarantadas y torpes de Uribe, ha perdido el miedo a pensarse a sí mismos y a sus reivindicaciones de manera política.

También en la huelga de los corteros la oposición ha sido criminalizada: el senador opositor Alexander López fue acusado de ser “instigador” de la huelga, sencillamente, por dar su apoyo a los corteros. Con estas afirmaciones, veladamente, se dice que no hay razones legítimas tras la protesta (la cual no existiría de no ser por los agitadores), pero también se envía una clara amenaza de que el respaldo político a cualquier movimiento que no sea del agrado de Su Majestad Uribe, puede ser criminalizada. Y efectivamente, como ya habíamos mencionado, dos de los asesores del senador fueron arrestados por dos semanas, junto a tres dirigentes de SINALCORTEROS (sindicato de los corteros), sin ninguna prueba contundente. De igual manera, tres extranjeros, de organizaciones solidarias, que estaban dando su respaldo a los corteros, también fueron expulsados del país bajo cargos de agitación.

Cuando Uribe habla de supuestas “fuerzas obscuras” tras las movilizaciones no se refiere a otra cosa que la solidaridad del pueblo. Uribe condena al envío de dineros por parte de organizaciones populares y sindicales extranjeras a los corteros o a los pueblos originarios, algo que es práctica común en toda América Latina y que sería muy raro que no se diera precisamente en el país donde el sindicalismo ha sido más golpeado. Pero lo más sorprendente de estas acusaciones, es que provienen de un presidente hipócrita que él mismo es financiado de manera bastante generosa por la Unión Europea, y principalmente por los EEUU que le han donado al menos 6 mil millones de dólares solamente en asistencia militar...

La Minga, el liderazgo colectivo y desde abajo

En este contexto de amplia politización de la protesta, de su criminalización y señalamiento por parte del gobierno, y de aguda represión, la Minga popular adquiere proporciones titánicas. Minga viene del vocablo Quechua Mink’a, que quiere decir “trabajo colectivo” y en ese sentido se utiliza en las comunidades de todos los Andes. Según el diccionario Quechua-Castellano de Angel Herbas Sandoval (1998) en el término también se implica el sentido de un “acuerdo” o “pacto”. Y también debemos considerar el sentido del “trabajo colectivo” en los pueblos indios: este trabajo es de beneficio para la comunidad y se realiza en un ambiente festivo, frecuentemente con música. Por ello la Minga ha sido un hecho alegre y colorido, pese a las tragedias y la violencia que ha enfrentado.

Fiel a este espíritu, la Minga ha sido más que una simple marcha de Cauca a Cali, y de ahí a Bogotá: ha sido un auténtico instrumento para canalizar la unidad de todos los sectores populares. Es parte de un despertar profundo del pueblo colombiano que se vuelve a levantar, dignamente, dejando atrás el silencio impuesto por el terror. Pero a su vez la Minga indica una manera distinta de hacer política, de organizarse y de luchar. Una forma incluyente y participativa, “con verdadera democracia para que los de abajo ejerzan colectivamente su derecho a proponer, decidir y orientar a quienes les representan”[6].

En palabras de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN): “con una dignidad conmovedora y dura, los nadie, los ninguno, han recordado al mundo, a los malos Gobiernos y a los líderes que la autoridad no se delega. Solamente se delega la representación, porque la autoridad únicamente está en la voluntad de los pueblos concientes y movilizados en Minga por la Vida y la Dignidad. Quienes no son capaces de recoger y de respetar la palabra del pueblo, la que ha caminado con tanto sufrimiento y amargura, no pueden representarlo. Ni oportunistas ni autoritarios tienen espacio ante la Minga: esa es su palabra.”[7]

La Minga es germen de una nueva sociedad, de una nueva forma de horizontalizar el poder, de un mundo posible fundado sobre la democracia directa, el respeto a la diversidad y la unidad de los de abajo.

El Uribismo: la política del resentimiento y de los chivos expiatorios

Al mensaje sereno pero decidido de la Minga, a su movilización perseverante, se ha opuesto la mentira oficial, propagada y repetida por todos los medios informativos: acá nadie tiene por qué reclamar, no hay razones, si los indios son “grandes terratenientes”, tienen más “beneficios” que el resto de los colombianos, etc. El propio Uribe se encargó de decir verdades a medias (y sabemos que verdades a medias son mentiras completas las más de las veces), como que los pueblos originarios poseen el ¡27% del territorio colombiano! Según Uribe, el problema de la concentración de la tierra es creado por el sector más empobrecido de la sociedad colombiana (las comunidades indígenas) y no por los 3.000 terratenientes que concentran el 53% de la tierra cultivable –entre los cuales, por cierto, está el propio presidente[8]. Claro, también se cuidaba Uribe de no mencionar que mucha de esa tierra se encuentra en manos de paramilitares y parapolíticos, habiendo sido sus legítimos dueños desplazados de manera violenta para abrir paso a la palma africana, o que la inmensa mayoría de esta tierra no es cultivable por hallarse en selvas, páramos, el desierto guajiro, la orinoquía o en reservas nacionales.

Cabe señalar que esto no ha sido algo exclusivo hacia la movilización indígena, sino que es una constante hacia todos los movimientos que protestan: no solamente negar las causas de la protesta, sino que convertir, súbitamente, a quienes protestan en supuestos “privilegiados”, para aislarlos de la solidaridad de sus compañeros de condición, de sus hermanos de clase. El uribismo siembra hábilmente la división apoyándose de una política del resentimiento, en donde se canaliza la rabia popular hacia los “vecinos”, para así desviar la atención de los verdaderos responsables de las miserias del pueblo. En el caso de ASONAL ocurrió algo parecido: se comparaba los sueldos de los trabajadores del sector judicial con los trabajadores que ganan el sueldo mínimo, tratando de restarles la solidaridad de estos últimos por resentimiento, a la vez que se ocultan los sueldos que reciben las altas esferas de la burocracia estatal y toda la “rosca” atornillada en el poder detrás de Uribe. La única alternativa de nivelación aceptable a Uribe, es la nivelación hacia abajo... pero la política del resentimiento pierde terreno ante la creciente conciencia del pueblo, y la unidad de los sectores oprimidos y explotados se consolida a pasos agigantados.

A decir verdad, la política del resentimiento y de los chivos expiatorios es un rasgo característico de los regímenes totalitarios, y particularmente, de los fascismos. Hemos señalado con anterioridad que se ha experimentado un proceso de fascistización agudo por parte de la sociedad colombiana, principalmente de las clases medias urbanas, el cual ha ido de la mano del proyecto autoritario de Uribe desde el Estado. En el Estado fascista por excelencia, la Alemania de los ’30, el Gran Capital, y sobretodo la Gran Banca, habían apoyado irrestrictamente a Hitler; así entonces “la imagen del ‘judío rico y explotador’ (...) conviene al gran capital, (...) porque desplaza el anticapitalismo de las masas pequeño-burguesas hacia los ‘judíos’”[9]. Los “judíos” en Colombia, como hemos visto, sobran y los paralelos con los regímenes fascistas son aterradores.

Un pueblo en marcha...

Hoy la Minga llegó a Bogotá -Bacatá según la lengua de los Muiscas- tras una larga marcha, dos encuentros fracasados con Uribe y muchísima sangre y represión. Su llegada marca un hito en la historia reciente de Colombia y no es una exageración decir que esta movilización esta gestando cambios muy profundos en el país. La Minga marca claramente un punto de inflexión en el largo período de reflujo del movimiento popular. Ahora los sectores explotados y oprimidos van nuevamente a la conquista de la iniciativa perdida.

La Minga se ha encontrado con un país en estado de emergencia, con un estado de conmoción interior y un estado de emergencia económica ya declarados, que amplían las enormes facultades de que ya goza el Ejecutivo, el cual sigue acumulando poder con cada vez menos mecanismos de contrapeso. Decíamos hace un par de meses que la crisis política-institucional que atraviesa Colombia, sumado al proceso de fascistización del Estado y de la clase media urbana enardecida, podía perfectamente llevar a la consolidación de una dictadura en el estricto sentido de la palabra[10]. Tal escenario parece estarse consolidando, pese a que las bases de esta proto-dictadura se revelen cada vez más endebles.

El principal factor de debilitamiento (no el único) que enfrenta el actual régimen, está, precisamente, en la extensión y profundidad de la protesta social. La crisis institucional colombiana, la cual ha sido catapultada por las contradicciones exacerbadas por el proyecto intrínsecamente autoritario de Álvaro Uribe, no había visto al pueblo organizado y en las calles convertirse en un actor estelar sino hasta ahora. Por tanto, los resultados de la Minga no deben medirse en términos inmediatistas (pues se sabe no será mucho lo que se avance en las demandas concretas) sino que en la medida en que se sienta la base para ganar fuerzas sociales que permitan dar una lucha de largo aliento. Esta lucha debe permitir invertir una correlación de fuerzas de momento desfavorable a los sectores populares y así garantizar las condiciones “sociales” para futuras victorias.

La hora es de canalizar todas esas fuerzas que han empezado a converger en torno a la Minga y convertirlas en alternativa social. Una alternativa que recoja lo mejor que se ha consolidado en la lucha, que supere las formas tradicionales de la política, que se convierta en proyecto de poder popular. La Minga tendrá que reunirse, una vez más con los mentirosos compulsivos que se encuentran en el gobierno, y lo más probable es que esas reuniones no lleguen a nada, o en el mejor de los casos, a nuevas promesas que seguirán incumplidas. La Minga debe cuidarse de no desgastarse en ese proceso, ya que no puede descuidar su principal tarea que es ser instrumento para facilitar la unidad, desde abajo y en movimiento, para este pueblo en la larga marcha hacia la conquista de su destino.

José Antonio Gutiérrez D.
21 de Noviembre del 2008




[1] Mencionábamos, a finales de Junio que “el continuismo uribista no es otra cosa que la prolongación de un sistema en crisis aguda de legitimidad. Lo que si es indiscutible, es que, de momento, todas las soluciones al conflicto, se están barajando por arriba: el gran ausente en la crisis colombiana es el pueblo organizado.http://www.anarkismo.net/article/9243

[2] http://www.anarkismo.net/article/10462

[3] http://www.anarkismo.net/article/10450

[4] La huelga de los corteros y su desenlace parcial lo hemos analizado en más detalle en www.anarkismo.net/article/10668

[5] http://www.anarkismo.net/article/10338

[6] http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=9001

[7] http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=9001

[8] Ver artículo de Mauricio García V. http://www.elespectador.com/columna86008-mucha-tierra

[9] Poulantzas, Nico “Fascismo y Dictadura”, Ed. Siglo XXI, 2005, p.298. Sobre el apoyo del Gran Capital Industrial y Financiero al nazismo, ver la op. cit. pp. 101-102. Este libro, pese a algunos sesgos dogmáticos, a algunas exageraciones y algunas categorías dudosas, sigue siendo un punto de referencia obligado para el estudio del nazi-fascismo, junto con el libro de Daniel Guérin “Fascismo y Gran Capital”. Pese a las diferencias propias del período y de la condición dependiente de la economía colombiana, no dejan de ser sorprendentes ciertos paralelos notables entre el uribismo y la “época dorada” de los fascismos europeos.

[10] Ver “Pasos de animal grande, crujidos institucionales, ecos de lucha” http://www.anarkismo.net/article/9731 “Colombia: el cálculo político disfrazado de ‘humanitarismo’” http://www.anarkismo.net/article/9563 o “Yidispolítica y la re-elección de Uribe: la salida cesarista a la crisis institucional en Colombia” http://www.anarkismo.net/article/9243

author by ONIC - ONICpublication date Mon Nov 24, 2008 23:16author address author phone Segnalare questo messaggio alla redazione

ComunicaONICMINGA 090

Con la fuerza de la Madre Tierra, el alimento de la lluvia, la energía de un esporádico sol, la guía espiritual de los 102 pueblos indígenas de Colombia, con el acompañamiento de la comunidad nacional e internacional, la palabra de más de 40 mil caminantes de la palabra retumbó en la plaza de todos.

Simón Bolívar escuchó impávido cada una de las amenazas de los pueblos, pero también su propuesta de pacto social con otros sectores, el cual se ratificará la tarde del sábado en la Universidad Nacional.

La Minga apenas nació hoy, los 42 días de movilización nacional ha sido el tiempo de gestación, por lo tanto “debemos cuidarla como recién nacido, para que crezca fuerte pero firme en sus propósitos”.

La propuesta es entonces, seguir caminando desde la diversidad y el respeto del otro, y en un año encontrarnos en el Gran Congreso Popular el 12 de octubre del 2009, desde el reconocimiento de los aportes de todos que se unan a esta construcción conjunta del país posible desde la diversidad. “Por que la tierra en manos de sus hijos garantiza el buen vivir para todos y todas”.

“Llegó la hora de la Unidad, luchemos juntos y verán que el camino y el trabajo rinde”, así lo ratificó Aida Quilcue, consejera Mayor del Cric, propuesta que ratificó el consejero Mayor de la Onic, al manifestar “se hace camino al andar, hay tiempo, ya que debemos seguir desalambrando muchos senderos, como las talanqueras que el gobierno nacional nos viene poniendo para que no avanzáramos hasta el patio de su palacio, y hoy desde aquí, con el poder de la palabra le ratificamos que debe ponerle la cara al mundo, en el Debate Público con los Pueblos”. Denunció igual que "la universidad nacional nos abrió los portones, pero no las puertas para que reposáramos dignamente como pueblos".

Las voces de compromisos de diferentes sectores fueron escuchadas: los corteros de caña, FECODE, la CUT, afrodescendientes, estudiantes, mujeres, mineros, campesinos; el alcalde Mayor de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, ratificó su compromiso de seguir apoyando el caminar colectivo; los hermanos internacionales como garantes expresaron “hoy más que nunca los ojos del mundo están sobre Colombia, sobre todo de los Pueblos Indígenas quienes son los que nos indican la guía del futuro”, con propuestas como estas la minga no termina hoy.

La minga de resistencia continúa caminando en Bogotá, en Arauca, en la Guajira… se rompen las fronteras ya que otras voces desde diferentes países se suman a la Minga Nacional de Resistencia Indígena y Popular. En Ecuador, Alemania, España, Bolivia, Inglaterra, Bélgica, Francia, Irlanda, colombianos en exilio, emigrantes, sindicalistas, se hicieron sentir frente a las embajadas de Colombia.

La minga aborda temas que hacen parte de las grandes preocupaciones de otros sectores sociales, por ello se suman para reclamar porque en Colombia cese la violación a los derechos humanos, el desconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas.

Mañana se tendrá una reunión con los ministerios para revisar compromisos, ratificar acuerdos incumplido y afinar el tiempo para el debate público con el presidente, quién se comprometiera a continuar el debate que aún no han terminado, “saque tiempo antes que los caminantes de la palabra partan a sus territorios, creo que el propósito del gobierno, es cansarnos, aniquilarnos, pero como algunas plantas que requieren que sus frutos se sequen para germinar con más fuerza, nos levantamos, porque mientras unos caen, miles se levantarán para seguir reivindicando los derechos de todos y todas”, con estas palabras terminó el encuentro de saberes en la plaza de todos, en el corazón del pueblo Muisca, Bacatá – Bogotá.

A pesar de todo, y con la preocupación de las afectaciones materiales y espirituales en Tierra Dentro, por la furia del volcán del Huila, con la frente en alto, y también por ellos, seguimos marchando en minga por la Vida; así como los Wayúu en la Guajira, y miles en todo el mundo.


ASÍ VAMOS DESALAMBRANDO LOS PENSAMIENTOS Y LOS SENDEROS EN LA MINGA NACIONAL DE RESISTENCIA INDÍGENA, SOCIAL Y POPULAR EN EL MUNDO!!!

Link esterno: http://www.onic.org.co
author by ONIC - ONICpublication date Mon Nov 24, 2008 23:20author address author phone Segnalare questo messaggio alla redazione

• Gobierno acepta observación del relator especial de cuestiones indígenas de las ONU.
• Gobierno ratifica su voluntad de realizar el debate público con el presidente y la Minga; la fecha está por determinarse en el encuentro.

Con la participación de mas 100 autoridades indigenas, representantes de organizaciones regionales de la ONIC, que hacen parte de la Minga Nacional de Resistencia Indígena y Popular, con el gobierno nacional representadas en los Ministros del Interior y de Justicia, (con funciones delegatarias presidenciales), Fabio Valencia Cossio; de Protección Social, Diego Palacio; de Medio Ambiente y Vivienda, Juan Lozano; de Defensa, Juan Manuel Santos ; de Agricultura, Felipe Arias; de Educación, Cecilia Vélez B; la ministras de comunicaciones; viceministro de Cultura; de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga; representante del INPEC, Teresa Muya; Carlos Franco, asesor presidencial en DDHH; General Palomino y General Aranda Inspector General ; Funcionarios del Sena y Grupo de asesores de los respectivos ministerios.

El objetivo, adelantar un dialogo concreto sobre las puntos planteados
por la Minga, sobre DDHH, TERRITORIO y ACUERDOS INCUMPLIDOS EN TODO EL
TERRITORIO COLOMBIANO.

La minga representada por el Consejero Mayor de la ONIC, Luis Evelis Andrade Casama ; la Consejera Mayor del CRIC, Aida Quilcue, después de la presentación de las autoridades de los dos gobiernos, Andrade Casama, abrió el fío encuentro en el auditorio del SENA de la calle 52 con la Caracas, con la posición de la Minga. ¿cuando y cómo llevaremos a cabo el debate con el señor presidente?, ante lo cual el ministro Valencia Cossio, respondiò “el señor presidente quiere hablar directamente con la
Minga, pero inicialmente quiere que se adelante primero todos los puntos de acuerdo y luego así acordar la fecha con el presidente?.

Con el atenuante que “aquì estamos representados todos los ministros que tomamos decisiones y podemos avanzar en la discusión de los puntos de acuerdo”; como el debate politico con el presidente de la republica es indelegable, la Minga insistió en precisar la fecha del debate o si hay o no hay debate público.

Valencia Cossio, recalcò que “tenemos todos los poderes y que hoy yo tengo los poderes como ministro delegatario con funciones presidenciales, yo propongo que avancemos en los temas del debate, estamos en pleno consejo de Ministros y en el transcurso del dialogo llamamos al presidente para reportar los avances y acordar la fecha”.

Ante esta propuesta la consejera Aida, acepta avanzar en los puntos que se iniciaron en la Maria y los temas ratificados por la Minga; pero antes de proceder al desarrollo tematico previsto, la Minga presenta a consideración del gobierno la participación de una comisión de observadores internacionales, como se había propuesto en Soacha, días
pasados.

Despues de un arduo debate entre las partes de la pertinencia o no dela participación internacional en este proceso de caracter nacional, como delegados de las embajadas de Francia, España, Italia, Japón, Suiza, como observadores, los representantes del gobierno nacional ratificaron su posición de “seguir reconociendo los observadores internacional por parte dela Minga y facilitadores nacionales como: Francisco de Rut, Marcial Arias , Bruno , blanca , Adolfo Pérez , Federico, Fabio Marseli. Yina Alaya, Miguel Palacín”, sin embargo no consideran pertinente la observación de otros gobiernos como observadores del proceso, en la medida que esta observación se hace desde la participación de Bruno Moro, como coordinador residente de la NU en Colombia.

Así mismo ratificaron la aceptación de invitar al Relator Especial para pueblos indígenas de las Naciones Unidas, James Anaya, como observador de los acuerdos y compromisos pactados en la Minga Nacional. Como conclusión con este punto (la Minga y el Gobierno) invitaran a Naciones Unidas y al Relator para Cuestiones indígena a visitar al país y observar el proceso de acuerdo a su disponibilidad.

Después de una hora de discusión proactiva de las partes, se procedio a abordar el tema de la avalancha del Volcán Nevado del Huila, ocurrida en el día jueves en las horas de la noche, con afectación directa en toda la Zona de Tierradentro, y parcialmente en norte del Cauca, Huila y Tolima, El encuentro será largo, porque los demás temas son tan complejos como culebrero el camino...


ASÍ SE SIGUE DESALAMBRANDO SENDEROS EN LAMINGA NACIONAL DE RESISTENCIA INDIGENA, SOCIAL Y POPULAR, POR UNA VIDA DIGNA!!!

Comunicado ONIC, Bogotá 22 de Noviembre del 2008. 44 días de Minga.

Link esterno: http://www.onic.org.co
author by ONIC - ONICpublication date Sun Dec 07, 2008 23:03author address author phone Segnalare questo messaggio alla redazione

Señor
ALVARO URIBE VELEZ
Presidente de la República
Bogotá D.C. – Colombia.

Con la dignidad en alto y la convicción desde el corazón, la Minga regresa a las regiones de Colombia y sigue viajando por el mundo.

Ante la falta de respuestas, y las reiteradas mentiras y pronunciamientos irresponsables de funcionarios del gobierno central, los voceros de La Minga de Resistencia Social y Comunitaria regresamos a nuestras regiones, avanzando por el país y el mundo con el caminar de la palabra.

Más de 30 mil personas que recorrimos en Minga las carreteras de Colombia, con una entrada apoteósica a la Capital del país, después de haber sido víctimas de varios asesinatos, 180 heridos, actuaciones como ejércitos de ocupación por parte de la fuerza pública, desplazamiento interno de 9 familias en La María, prohibición de ingreso a las ciudades y universidades, agresión permanente a los territorios, detenciones arbitrarias, amenazas, señalamientos y judicializaciones a líderes y comunidades, como expresión de la política de seguridad democrática del gobierno Uribe; no fueron suficientes para que el Estado respondiera y cumpliera los acuerdos que tiene con los diferentes sectores sociales, como es su deber constitucional y que el presidente prometió en el debate realizado en La María, Piendamó, el 2 noviembre de 2008.

Nuestro proceso aceptó tratar, en un inicio, con el gobierno, de los tres puntos de la agenda del debate público, el tema de los acuerdos, mediante una metodología de interlocución que incluyó para el primer momento una reunión de los voceros sociales con los Ministerios y jornadas de trabajo con los viceministros, en donde se demostró y comprobó la incapacidad institucional, la carencia de presupuestos y la terquedad del presidente para tomar decisiones que permitan atender los compromisos adquiridos en los procesos de movilización de los sectores sociales del país y en las nuevas demandas identificadas en el recorrido de la Minga.

En un segundo momento, los ministros entregarían informe de la revisión de acuerdos e identificarían mecanismos de cumplimiento y seguimiento, en actividad programada para el día 1 de diciembre.

Se consideró imprescindible, por parte de la Minga, la presencia permanente de observadores nacionales e internacionales, como garantes del proceso, sin embargo el gobierno no mostró voluntad política para hacer de ello una realidad. Resaltando que se ha contado con la presencia permanente de delegados de naciones Unidas, como comisión de facilitación aceptada por las partes.

Hoy, ante la noticia institucional del aplazamiento de lo programado, los Mingueros consideramos que hay un nuevo irrespeto a las demandas sociales, que el gobierno no cumple su palabra, continúa mintiendo al país y al mundo y dilata su compromiso de garantía de los derechos fundamentales para los colombianos.

Lamentamos, la ausencia de la mayoría de los medios de comunicación comercial, los cuales se han silenciado y ocultado esta realidad evidente para los capitalinos y el país, pues en más de 10 días de permanencia y relacionamiento con la ciudadanía no se ha difundido este importante esfuerzo social por la convivencia y la paz de Colombia.

En nuestra partida recordamos al presidente Uribe su compromiso de informar sobre la fecha de la actividad para la continuación del Debate, el cual debe hacerse en La María, en un corto plazo, con una convocatoria amplia que garantice la presencia de todos los sectores y comunidades de la Minga, los observadores y garantes nacionales e internacionales, así como de los medios de comunicación de orden institucional y privado. La Minga persiste en la agenda planteada para el pueblo colombiano por el país que queremos:

1. Defensa de los derechos humanos: rectificación y respeto al buen nombre y quehacer de las organizaciones que reclaman sus derechos; reparación integral a las víctimas de los abusos cometidos por la fuerza pública en las movilizaciones; igualmente para los afectados por el conflicto, retorno de los desplazados con garantías de vida digna, derecho al trabajo eliminando las formas de esclavitud representadas en la intermediación del empleo, adopción de la declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, respeto y reconocimiento legal de sus territorios, política agraria integral, vivienda digna evitando la especulación del sector financiero, salud, educación y agua como derechos fundamentales.

2. Territorio y leyes del despojo: Ante la crisis causada por la avaricia del modelo que viene generando tragedias ambientales y miles de damnificados los integrantes de la Minga mantenemos nuestra exigencia de una política que aplique la consulta para los tratados de comercio y responda a la integralidad de los territorios como garantía de vida, derogando y suspendiendo el trámite de normas que los parcelan y los mercantilizan, entre ellas el estatuto de desarrollo rural, la ley y los planes departamentales de aguas, el Código Minero y normas sanitarias para productos de la economía rural, la ley de plantaciones comerciales, todo ello respetando el mandato constitucional de prevalencia del interés común frente al interés particular y de consulta previa a comunidades.

3. Acuerdos: el gobierno debe entregar a la opinión pública nacional e internacional informe sobre el compromiso de cumplimento de los acuerdos y convenios que el Estado colombiano mantiene con sectores sociales, comunidades, organizaciones y pueblos desde hace más de 25 años, en donde explique los mecanismos de cumplimiento, tiempos y recursos. Igualmente atender las reivindicaciones de los sectores integrados al proceso de Minga, entre ellos, los corteros de la caña, los vivienditas y afectados por el sector financiero, los estudiantes universitarios, los trabajadores de la salud y las víctimas y desplazados por el conflicto.

4. Una situación de denuncia y exigibilidad urgente son las tragedias ocasionadas por la omisión del Estado para realizar acciones preventivas frente al riesgo producto de desastres naturales, como en el caso de Tierradentro donde, a pesar de los informes sobre la actuación institucional, ya se han reportado 12 muertos en Páez y 12 en Miranda, así como miles de damnificados que están amenazados en su integridad física y cultural, en especial niños y adultos mayores que sufren hambruna y epidemias producto de los gases y cenizas que emite el volcán nevado del Huila. Se requiere actuación inmediata en términos de acción humanitaria y reubicación concertada.

Vamos entonces, con la dignidad en alto y la convicción desde el corazón de la justeza de nuestras luchas y el compromiso de continuar tejiendo la palabra hasta que ésta se vuelva mandato en un país que reconozca y respete la diversidad de la naturaleza, los pueblos y los pensamientos.

MINGA DE LA RESISTENCIA SOCIAL Y COMUNITARIA
Bakatá, 1 de diciembre de 2008./ 6:05 p.m.

Se anexan firmas de los delegados de la Comisión…, representantes de las regionales indígenas y de otros sectores que hacen parte de la Minga Nacional de Resistencia Indígena y Popular… a sus 52 días de Resistencia....

 
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